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martes, 27 de abril de 2010

Las Bodas de Cana


POR: Juan Carlos Quintero Canal
Candidato al Diaconado Permanente
Diócesis de Soacha


LAS BODAS DE CANÁ

Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.», Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.».
Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.». Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una.
Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
«Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.


COMENTARIO

Desde el capítulo 2 al capítulo 12,50 del Evangelio de San Juan, encontramos el denominado Libro de los Signos, el cual contiene siete hechos extraordinarios realizados por Jesús, a los que el evangelista llama “signos”. Es común que cada signo esté acompañado de discursos y diálogos de Jesús, con los que explica el sentido de los signos y que al final tienen por objetivo revelar el misterio de Jesús.

La transformación del agua en vino, realizada por Jesús en Caná, es el primer signo narrado por Juan, siendo este episodio de gran riqueza, pues a partir de un hecho como una boda realizada en un pueblo, Juan construye la narración que carga de símbolos que trasmiten el mensaje central del evangelio: una nueva alianza que nace del amor a cambio de la alianza fundada en la ley (Cfr. Jn. 1,14-17)

Así mismo, este primer signo mencionado por Juan, puede interpretarse como un milagro de epifanía, pues con el Díos se manifiesta definitivamente en Jesús.

En el contexto matrimonial, igualmente podemos encontrar una gran riqueza de símbolos y mensajes para la vida conyugal, los cuales al ser revisados e interiorizados profundamente, nos ayudan a dar un profundo sentido al sacramento.

A partir de esta introducción, se analizarán los elementos del signo:

TRES DIAS DESPUES
Una frase que cobra valor y se repite a lo largo del Evangelio es esta, y en le primer signo relatado por Juan inicia anunciando que habían pasado tres días, quizá como anuncio que la obra de Dios no se tarda. El primer signo, como su acción definitiva ocurre solo tres días después.

ES UNA BODA
A lo largo de la tradición e historia de Israel, las relaciones entre Dios y su pueblo se asimilado a un matrimonio. En el matrimonio entre Dios e Israel existe una alianza, que es vieja y poca importancia recibe por parte del pueblo. Que mejor entonces que una boda, en donde solo Jesús es llamado por su nombre y se hace centro de la misma, sea el inicio la nueva alianza entre Dios y su pueblo, en donde quien la realiza es quien la presenta.

Desde el sacramento del matrimonio, se debe reconocer que la boda es una alianza en la que obra lo nuevo y se cambia lo viejo.

SON INVITADOS JESUS Y SUS DISCIPULOS
Seguramente Jesús llegó Caná, en donde Jesús es invitado por los protagonistas de la Boda. La boda como acontecimiento propio del pueblo representa al Israel expectante por la llegada de aquel que dará sentido a todo y la invitación puede ser el reconocimiento que se hace de Jesús como quien lo cambia, lo renueva.
Los Discípulos por su parte, integran esos escogidos que deben, al lado Jesús, descubrir como se transforma desde lo viejo a lo nuevo, desde lo “bueno” a lo “mejor”, de tal forma que al ser encargados ellos de la expansión del Reino, lo hagan según la enseñanza y rectitud obrada por el Maestro.

Para el Matrimonio, la invitación a Jesús a que obre en el, da sentido y futuro a lo que se inicia; la expectativa por la vida de los novios cobra norte y fortaleza en la medida que Jesús es invitado a participar; la supremacía de lo Divino sobre lo social; la alegría conyugal, frente al sin sentido humano que hoy olvida como se fue creado.


LA MADRE DE JESUS ESTABA ALLI
No dice el Evangelio el nombre de María, habla de la madre lo cual corresponde a una expresión respetuosa para referirse a ella. Se podría ver a María como la representación del pueblo que espera la llegada del Salvador, de aquel en quien se debe depositar la confianza. Está igualmente María presente en el lugar en que se requiere la presencia de Jesús para hacer su manifestación entre lo que le necesitan.

NO TIENEN VINO
Es la expresión que emplea la Madre de Jesús para referirse a la necesidad que los novios tienen para que su festejo no termine. La intervención maternal en este caso deja en claro la gran fuerza que Maria tiene por nosotros para con su hijo. Intercede para que nuestra fuente de vida no acabe.

En cuanto al matrimonio, la bendición de Dios sobre el, por la invitación que se hace a Jesús para que participe en la fiesta y siembre la alegría, es algo que permanece vigilado y cuidado por la madre del Señor. Su amparo e intercesión , hacen que siempre Jesús llegue ante la necesidad que la conyugalidad requiere.


¿QUE TENGO YO CONTIGO MUJER?
Lo que parece ser una expresión que muchos pueden interpretar como despectiva, especialmente de un hijo para con su madre, debe ser comprendida mas allá y en el contexto social existente. Esta expresión es vista varias veces en el lenguaje de la época (Cfr. Mr. 5, 7-8; Mt..8,29; 1Re. 17,18) y con ella se pretende dar confianza a quien se le dice de tal forma que comprenda que en realidad las cosas están controladas. Así mismo el que Jesús llame a Maria mujer, no le quita su lugar de Madre, al contrario es la expresión de sumo respeto para quien ocupa la importancia del caso.


FALTA EL VINO
En el contexto de la historia, el vino es un elemento indispensable en las bodas y celebraciones como señal de alegría y compartir; entre esposos, el vino es símbolo de amor (Cantar de los Cantares). Es igualmente símbolo de la fiesta mesiánica (Cfr. Is. 25, 6).

A partir de lo anterior, el que agote el vino en la boda significaría la tristeza en torno de lo celebrado; la alianza vieja que se torna triste y la incapacidad que ella aliente y alegre al hombre, pues el mismo hombre la tiene fuera de sí.

En el matrimonio, ese vino que se deja agotar es la falta de dedicación mutua; la renovación de pareja y sin duda la monotonía y costumbre que seca la fuente del vino que alegra.

En Juan Jesús se revela con un signo que en el contexto de la época se convierte en centro de la alegría; la nueva alianza que inicia con la intervención del salvador en la vida del hombre.

TINAJAS VACIAS
Estos elementos tienen una descripción detallada que podría asemejarse al estado de la antigua alianza: su número, seis, puede indicar que algo falta para la perfección; el material, de piedra, el lugar en que se escribió la ley; capacidad, 2 o 3 medidas, pero sin nada que las llene; se suponen vacías (Jesús dice que las llenen).
Es precisamente Jesús quien da vida y sentido a la alianza, pues las llena de agua (bautismo), convierte su contenido en alegría y da sentido a lo que ya está algo olvidado. La relación con Dios está renovada y la alegría del hombre por su salvación es definitiva, siendo Jesús quien la representa.

LOS SIRVIENTES, LA PRUEBA DEL MAESTRESALA Y LA INDICACION AL NOVIO.

Cierra el signo con los sirvientes que llevan el vino, quienes sin duda al ser testigos de lo que Jesús ha hecho están dispuestos a llevar esa alegría que representa el Vino. Todos somos esos sirvientes que llamados a anunciar, debemos llevar la alegría que Jesús ha preparado.
Entre tanto, el Maestresala que recibe lo nuevo, lo reconoce no solo como tal, sino como lo mejor. En efecto, la transformación que Jesús realiza en la vida de las personas no puede ser una mas, es la definitiva que rompe con lo habitual.
La indicación al novio sobre el mejor para el final, se constituye en la invitación para mantener aquello que obra y cambia, que renueva y salva.


CONCLUSIÓN
Juan presenta a Jesús en este primer signo como la novedad que cambia toda situación pasada; por eso, es el vino nuevo que llena de alegría y gozo la vida entera.

Es entonces claro con este signo que todo lo anterior queda cesante; solo Jesús, con su presencia, palabra y acciones puede hacer revivir y provocar una nueva realidad entre Dios y el hombre.

Ante el nuevo rumbo que Jesús representa, es necesario estar en actitud de apertura y colaboración, tal como lo están María, los sirvientes, el grupo de Jesús, etc., quienes disponiéndose a caminar con El conocerán la ruta que muestra a los que se renuevan. Par participar de esto, no es posible quedarse anclado o quieto, pues de esta manera no observaremos eso que Dios nos muestra por medio de los signos de Jesús y en especial este que lo revela.