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jueves, 16 de septiembre de 2010

EN LA FIESTA DE LA PASCUA

El Evangelio de San Juan habla de diversas fiestas judías, especialmente la Pascua, sobre la que hace referencia por lo menos tres veces[1]. Sobre este tema, al comparar con los Sinópticos, estos solo la refieren una vez, al hablar de la pasión y muerte de Jesús.

Las fiestas a las que Juan hace mención, pueden ser consideradas como el gran preludio de las fiestas cristianas, siendo la Pascua Judía el pasado de la nueva Pascua que en la que Cristo es la víctima perfecta consigue para nosotros la Redención[2].
En el ámbito Judío, la fiesta de la Pascua que se celebra en la primera luna llena de primavera, tiene como significado el recuerdo de la huida de los judíos de Egipto, con la protección de Dios, y con Moisés como intermediario, pudiendo de este modo librarse de la esclavitud. Durante los ocho días que dura la fiesta se consumen panes ázimos. Su origen puede verse en el libro del Éxodo[3]
Al contemplar lo que Juan trasmite en el Evangelio, se observa a un Jesús vivió las fiestas judías; no es posible considerar que de su parte hubiese desprecio por las mismas, al contrario al celebrarlas descubría en ellas un significado profundo que posiblemente se escapaba de la percepción de las personas de la época, en estas fiestas Jesús celebraba con plenitud la significancia ceremonial y ritual, pues de cada una de ellas surge una enseñanza profunda.

Jesús en la Fiesta de la Pascua vive un capítulo de enseñanza en el Templo. Es sabido que uno de los motivos de choque entre Jesús y el pueblo fue por el valor del Templo. Según el relato de Juan, se pude ver que para Jesús se trataba de una figura de sí mismo[4], pues la presencia de Dios ya no son los muros, sino el nuevo templo que se construye con los corazones de los fieles que van al Templo habitado por el Espíritu Santo.

Por este motivo, cuando Jesús dice "Destruid este Templo y en tres días lo reconstruiré", lo hace para denotar que el templo en una especie de ídolo que distrae los ojos del hombre del mismo Dios que les presenta a su Salvador. De esta manera Jesús en la Pascua Judía anuncia la nueva Pascua, que es su Resurrección.
Así las cosas, el Evangelio de Juan coloca la manifestación salvadora de Jesús al inicio de su actividad pública y en el marco de una fiesta de Pascua en Jerusalén. De esta manera, aprovechando la comunicad que se reúne en torno a la fiesta, es relacionada por Juan con Jesús y su comunidad. Este hecho es repetitivo a lo largo de todo el Evangelio en las diversas fiestas mencionadas.
La Pascua Judía es entonces aprovechada y confrontada por Jesús, presentando una nueva alianza, derivada de El, por El y para El.
Así, el lenguaje de mercaderes, palomas, bueyes, látigo, cambistas y demás, representan el interés que le hombre tiene por construir en torno a un culto, el poder y la habilidad para hacer del pueblo un esclavo, alejándolo de la verdad y del espíritu que ahora es El, en donde la relación nace del amor y la caridad, Dios es dación y por ahora el templo es material en torno al comercio.
Desde todo lo expuesto, la fiesta de la Pascua, dada la importancia que tiene para los Judíos su celebración, la reunión en multitud y los hechos que la rodean, se convierte en la mejor de las oportunidades para Jesús y el Evangelista de dar paso a lo que es ahora nuevo e importante, definitivo y eterno.
[1] Cfr. Jn 2, 13; 6, 4; 12, 1; 18, 28
[2] Cfr. 1Co 5, 17
[3] Cfr. Ex 12, 1-11
[4] Cfr Jn 1, 14

martes, 7 de septiembre de 2010

Alabar a Dios - Salmo 104




POR: Juan Carlos Quintero Canal
Candidato al Diaconado Permanente
Diócesis de Soacha - Colombia



La finalidad del salmo 104 es alabar a Dios; puede ser considerado un himno, pues en el texto existe sentido propio y su comprensión, pese a tener relación especial con el salmo 103, 105 y 106, no requiere necesariamente de otros textos, aunque pude verse como una versión poética del Génesis.



En la estructura del Salmo se pueden identificar 6 partes:
· Dios en su morada – V 1-4.
· Creación de la tierra y separación del agua. V 5-9.
· Cuidado de la tierra y sus moradores. V. 10-18.
· El paso del tiempo. V. 19-23.
· Providencia de Dios. V. 24-30.
· Alabanza Dios. V. 31-35


En el salmo se contempla todo un cosmos, siendo las palabras claves: mar y tierra, nubes y sol, plantas y animales, luz y tinieblas, vida y muerte y de todo ello se muestra la presencia de Dios, lo cual hace ver una situación de contemplación y admiración por parte del autor, quien a su vez y por la forma de describir el entorno, evidencia que tiene relación especial con la naturaleza y se ubica dentro de ella.



El contenido del salmo se puede analizar en grupos de versículos, presentando los varios mensajes que se encierran en el.


Bendice, alma mía, al Señor; Señor Dios mío, ¡cuán excelsa tu grandeza!Te has vestido de majestad y esplendor.


“bendecir, es un término de raíz latina que significa decir bien, decir algo bueno sobre algo o alguien; desearle un bien” [1]



En este contexto, el salmo transmite a quien lo lee u ora sobre lo que el alma, que procede de Dios, debe decir sobre su Creador. El reconocer bien lo que Dios ha hecho en nosotros al darle un aliento a nuestro cuerpo, se constituye en agradecimiento nuestro hacia El.


De igual manera, el revestimiento que en Dios se ve, a través de todo lo que ha creado, es un motivo para que reconozcamos lo grande e infinito que es su poder. Pero podríamos preguntar ¿Cómo es esa revestidura? Y en efecto, se puede ver por medio de todo lo que nos rodea: Las flores, los campos, el cielo, la tierra, el mar, etc., lo cual es ratificado en el desarrollo del salmo.


Al comprender este mensaje del salmo, sin duda alguna entendemos que nosotros y todo cuanto nos rodea son fruto del amor de un ser que tiene que recibir de nuestra parte albanza y adoración, esto entonces nos conduce a aplicar bien lo que debemos hacer con nosotros y con lo que tenemos.


2 Te envuelves de luz como con un manto, y extiendes los cielos como una cortina.
3 Cimientas tu habitación sobre las aguas,pones las nubes por tu carroza, cabalgas sobre las alas del viento.



Luz debe indicarnos el fin de las tinieblas y el comienzo de la vida. Con la luz, podemos evidenciar lo que nos cubre y rodea. La luz es la obra de Dios que por amor tenemos y vivimos.


4 Haces a los vientos tus mensajeros, a las llamas de fuego tus siervos.
5 Asentaste la tierra sobre sus cimientos, para que jamás se mueva.
6 Con el abismo, como con un manto, la cubriste; las aguas cubrieron los montes.
7 A tu reto huyeron, al fragor de tu trueno corrieron.
8 Subieron a los montes y bajaron a los valles, a los lugares que tú les asignaste.
9 Fijaste los límites que no debían pasar; no volverán a cubrir la tierra.


Entre los versículos 4 al 9, evidenciamos obediencia y respeto de lo que es natural por quien naturalmente lo ha creado. Es maravilloso encontrar en el relato como la fuerzas de la tierra, representadas en el viento, el agua y las montañas, ceden ante la voluntad Divina. Desde este punto no se debe olvidar que al igual que todos los demás elementos, somos creación del mismo ser y que por ese hecho, somos llamados no a destruir, sino a construir y obedecer a quien es el real arquitecto de la creación.


10 Enviaste los manantiales a los valles; fluyen entre los montes.
11 Todas las bestias del campo beben de ellos, y los asnos salvajes mitigan su sed.
12 Junto a ellos las aves del aire hacen sus nidos, y cantan entre las ramas.
13 Desde tu morada en las alturas riegas los montes; del fruto de tus obras se sacia la tierra.
14 Haces brotar hierba para los rebaños, y plantas para el uso de la humanidad;
15 Para que produzcan alimento de la tierra: vino que alegra el corazón,
16 Aceite que hace brillar el rostro y pan que fortalece el corazón.
17 Se llenan de savia los árboles del Señor, los cedros del Líbano que él plantó.
18 Allí anidan los pájaros;en sus copas la cigüeña hace morada.
19 Los riscos son madriguera para las cabras monteses,y los peñascos para los hiráceos.
20 Hiciste la luna como señal de las estaciones,y el sol conoce su ocaso.
21 Haces las tinieblas, y viene la noche, en la cual rondan las fieras de la selva.
22 Los leoncillos rugen por la presa, buscando de Dios su comida.
23 Sale el sol, y se retiran, y se echan en sus guaridas.
24 El hombre sale a su trabajo, y a su labor hasta la tarde.
25 ¡Cuán múltiples tus obras, oh Señor Hiciste todas ellas con sabiduría;la tierra está llena de tus criaturas.
26 He allí el grande y anchuroso mar, en donde bullen criaturas sin número, tanto pequeñas como grandes.
27 Allí se mueven las naves, allí está ese Leviatán, que modelaste para jugar con él.
28 Todos ellos te aguardan, para que les des comida a su tiempo.
29 Se la das, la recogen; abres tu mano, se sacian de bienes.
30 Escondes tu rostro y se espantan; les quitas el aliento; expiran y vuelven a su polvo.
31 Envías tu Espíritu y son creados; así renuevas la faz de la tierra.
32 Perdure la gloria del Señor para siempre; alégrese el Señor en todas sus obras.
33 El mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean.



Entre los versículos 10 y 33, el salmista muestra la admiración que siente al encontrar que Dios genera perfección y equilibrio entre la tierra y sus criaturas, colocando cada elemento en su lugar, para que uno sea sustento e indicador del otro.


El hogar de las aves, el agua del ganado, la hora de trabajar y la sábila de las plantas, cumple con el ciclo se cumpla según la voluntad del creador. No ve el salmista en esta parte del escrito una mano de equidad diferente a la de Dios mismo, por lo cual es coherente pensar que el equilibrio debe guardarse bajo la autoridad divina y no por pensamiento humano.


34 Cantaré al Señor mientras viva; alabaré a mi Dios mientras exista.
35 Que le sea agradable mi poema; me regocijaré en el Señor.
36 Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los malvados dejen de ser.
37 Bendice, alma mía, al Señor. ¡Aleluya!

Al terminar el Salmo, el salmista evidencia su profundo sentimiento, agradecimiento y deseo de alabar sin fin a quien todo lo ha hecho perfecto.

Dios creador, deja ver su poder en la creación, su amor en los detalles, su dedicación en lo que entrega y perfección en la armonía de todo. Bajo este contexto, debemos reflexionar:

· ¿Reconocemos en Dios el creador de todo y de nosotros mismos?.
· ¿Damos gracias a Dios por lo que nos ha regalado?.
· ¿Conservamos adecuadamente lo que Dios con su amor nos ha entregado?
· ¿Patrocinamos las guerras, la destrucción y el exterminio?.
· ¿Enseñamos con esmero y dedicación a nuestro prójimo quien es Dios, como se manifiesta y como debemos admirar y agradecer por su obra?.
· ¿Cada día nos sorprendemos por la perfección de la obra de Dios?.

En este contexto la alabanza se convierte en profesión de fe en Dios Creador y Redentor, en celebración festiva del amor divino que se expresa creando y salvando, dando la vida y la libertad. El último versículo del Salmo, como se ha dicho, invita a todo lo que respira a alabar al Señor. Se puede pensar, afirma el Papa, que en este coro de alabanzas al Creador de parte de sus criaturas, una parte esencial esté reservada a la criatura humana. A través del ser humano, portavoz de toda la creación, los seres vivos alaban al Señor.”[2]


Reflexionar sobre la maravilla que se nos da con la creación del mundo y todo lo que en el existe, nos conduce a recapacitar sobre el uso y trato que le damos a todo lo que contiene la tierra; forzar, alterar, mover desde el capricho de la mente, no son parte del plan de Dios, pues bajo el poema que representa este salmo, todos y cada uno de los elementos y criaturas creadas, tiene lo que necesitan, no mas, no menos. Es sabio el decir que la tierra tiembla, que los montes humean y que el espíritu renueva, pues son la clave sobre el quien decide y el quien altera. Dios es sabiduría y el hombre rebeldía, esto se refleja en el estado que hoy tiene la creación.

BIBLOGRAFIA

CAZELLES, HENRY (1981). Introducción crítica al Antiguo Testamento, Barcelona: Herder.
MORLA ASENSIO, VÍCTOR (1994). Libros sapienciales y otros escritos, Estella: Verbo Divino.
DOS SANTOS, MARCELO, Salmo 104. Revista Axxón.
GUNKEL, HERMANN (1933), Introducción a los Salmos. Ed EDICEP. ISBN 84-7050-084-8


Revisión cibergráfíca.
o Catholic.net
o Liturgiadelashoras.org
o http://www.missionstclare.com/
o http://www.radiovaticana.org/



[1] Jorge Peñacoba, http://www.sontushijos.org/ 13/10/07
[2] http://www.radiovaticana.org/spagnolo/archiviospa/2002/02enero/14enero.htm

domingo, 1 de agosto de 2010

Corpus Christi

Corpus Christi significa el Cuerpo de Cristo; la Iglesia celebra la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, siendo esta una fiesta dedicada a la Eucaristía. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de la Iglesia Católica en Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento, en la hostia y el vino consagrado.

Jesús mismo habló acerca de la necesidad de la Eucaristía para la vida cristiana: “En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día” (Jn 6, 53.54). Según estas palabras de Jesús, la Eucaristía es prenda de la resurrección futura, pero ya en el tiempo es fuente de vida eterna. El sacrificio de la eucaristía es que, a través del sacerdote, en cada Misa se hace sacramentalmente presente el cuerpo y la sangre de nuestro Señor. Cada vez que el fiel participa en el Sagrado Banquete, no sólo recibe a Cristo, sino que es recibido a su vez por Cristo mismo.

El Pan y el Vino son la fuerza que da unidad a la Iglesia y esa Iglesia eres Tu, tu familia, vecinos… somos todos!!!.

¿Quieres recibir esta fuerza?, reconcíliate con el Señor a través de la confesión, participa en la Santa Misa y comulga!!!.
ALGUNOS MILAGROS EUCARISITICOS

El 26 de Enero de 1902 en la iglesia de San Andrés, a 27 Km de S. Denis, (Francia), miles de personas, durante la Exposición del Santísimo, pudieron ver en la hostia el rostro de Cristo, triste, con los ojos cerrados, la cabeza inclinada y algunas lágrimas en el rostro. Casi al final de la Exposición se pudo ver un crucifijo claramente... La hostia se conserva todavía.
En el año 1263, en la ciudad italiana de Bolsena, el sacerdote Pedro de Praga, celebraba la misa y dudaba de la presencia real de Jesús. Al partir la hostia, brotó sangre que empapó el corporal y los manteles, algunas gotas cayeron al piso. Los corporales quedaron manchados con 83 gotas de sangre, en las cuales aparecía la figura del Redentor. Cuando el Papa Urbano IV, que estaba en la vecina ciudad de Orvieto, se enteró, envió al obispo y a algunos teólogos como S. Buenaventura y Sto. Tomás de Aquino, que le confirmaron el milagro. Este milagro influyó decisivamente en la institución de la fiesta del Corpus Christi, al año siguiente. Muchos Papas a lo largo de los siglos han ido a visitar y venerar estas sagradas reliquias.

El más famoso de estos milagros ocurrió en Lanciano (Italia), en el siglo VIII. Durante la celebración de la misa, un sacerdote que dudaba de la presencia eucarística de Jesús, vio que la hostia se transformó en un pedazo de carne y el vino en sangre, coagulándose después en cinco piedrecitas diferentes, cada una de las cuales pesaba exactamente igual que varias de ellas o que todas juntas. A lo largo de los siglos se hicieron muchos estudios sobre esta carne y sangre. El último se hizo en 1971, cuando un equipo de expertos de la universidad de Siena, concluyeron que después de doce siglos, la carne es verdaderamente carne y la sangre es verdaderamente sangre de un ser humano vivo.
La carne era del corazón!!!.

martes, 27 de abril de 2010

Las Bodas de Cana


POR: Juan Carlos Quintero Canal
Candidato al Diaconado Permanente
Diócesis de Soacha


LAS BODAS DE CANÁ

Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.», Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.».
Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.». Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una.
Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
«Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.


COMENTARIO

Desde el capítulo 2 al capítulo 12,50 del Evangelio de San Juan, encontramos el denominado Libro de los Signos, el cual contiene siete hechos extraordinarios realizados por Jesús, a los que el evangelista llama “signos”. Es común que cada signo esté acompañado de discursos y diálogos de Jesús, con los que explica el sentido de los signos y que al final tienen por objetivo revelar el misterio de Jesús.

La transformación del agua en vino, realizada por Jesús en Caná, es el primer signo narrado por Juan, siendo este episodio de gran riqueza, pues a partir de un hecho como una boda realizada en un pueblo, Juan construye la narración que carga de símbolos que trasmiten el mensaje central del evangelio: una nueva alianza que nace del amor a cambio de la alianza fundada en la ley (Cfr. Jn. 1,14-17)

Así mismo, este primer signo mencionado por Juan, puede interpretarse como un milagro de epifanía, pues con el Díos se manifiesta definitivamente en Jesús.

En el contexto matrimonial, igualmente podemos encontrar una gran riqueza de símbolos y mensajes para la vida conyugal, los cuales al ser revisados e interiorizados profundamente, nos ayudan a dar un profundo sentido al sacramento.

A partir de esta introducción, se analizarán los elementos del signo:

TRES DIAS DESPUES
Una frase que cobra valor y se repite a lo largo del Evangelio es esta, y en le primer signo relatado por Juan inicia anunciando que habían pasado tres días, quizá como anuncio que la obra de Dios no se tarda. El primer signo, como su acción definitiva ocurre solo tres días después.

ES UNA BODA
A lo largo de la tradición e historia de Israel, las relaciones entre Dios y su pueblo se asimilado a un matrimonio. En el matrimonio entre Dios e Israel existe una alianza, que es vieja y poca importancia recibe por parte del pueblo. Que mejor entonces que una boda, en donde solo Jesús es llamado por su nombre y se hace centro de la misma, sea el inicio la nueva alianza entre Dios y su pueblo, en donde quien la realiza es quien la presenta.

Desde el sacramento del matrimonio, se debe reconocer que la boda es una alianza en la que obra lo nuevo y se cambia lo viejo.

SON INVITADOS JESUS Y SUS DISCIPULOS
Seguramente Jesús llegó Caná, en donde Jesús es invitado por los protagonistas de la Boda. La boda como acontecimiento propio del pueblo representa al Israel expectante por la llegada de aquel que dará sentido a todo y la invitación puede ser el reconocimiento que se hace de Jesús como quien lo cambia, lo renueva.
Los Discípulos por su parte, integran esos escogidos que deben, al lado Jesús, descubrir como se transforma desde lo viejo a lo nuevo, desde lo “bueno” a lo “mejor”, de tal forma que al ser encargados ellos de la expansión del Reino, lo hagan según la enseñanza y rectitud obrada por el Maestro.

Para el Matrimonio, la invitación a Jesús a que obre en el, da sentido y futuro a lo que se inicia; la expectativa por la vida de los novios cobra norte y fortaleza en la medida que Jesús es invitado a participar; la supremacía de lo Divino sobre lo social; la alegría conyugal, frente al sin sentido humano que hoy olvida como se fue creado.


LA MADRE DE JESUS ESTABA ALLI
No dice el Evangelio el nombre de María, habla de la madre lo cual corresponde a una expresión respetuosa para referirse a ella. Se podría ver a María como la representación del pueblo que espera la llegada del Salvador, de aquel en quien se debe depositar la confianza. Está igualmente María presente en el lugar en que se requiere la presencia de Jesús para hacer su manifestación entre lo que le necesitan.

NO TIENEN VINO
Es la expresión que emplea la Madre de Jesús para referirse a la necesidad que los novios tienen para que su festejo no termine. La intervención maternal en este caso deja en claro la gran fuerza que Maria tiene por nosotros para con su hijo. Intercede para que nuestra fuente de vida no acabe.

En cuanto al matrimonio, la bendición de Dios sobre el, por la invitación que se hace a Jesús para que participe en la fiesta y siembre la alegría, es algo que permanece vigilado y cuidado por la madre del Señor. Su amparo e intercesión , hacen que siempre Jesús llegue ante la necesidad que la conyugalidad requiere.


¿QUE TENGO YO CONTIGO MUJER?
Lo que parece ser una expresión que muchos pueden interpretar como despectiva, especialmente de un hijo para con su madre, debe ser comprendida mas allá y en el contexto social existente. Esta expresión es vista varias veces en el lenguaje de la época (Cfr. Mr. 5, 7-8; Mt..8,29; 1Re. 17,18) y con ella se pretende dar confianza a quien se le dice de tal forma que comprenda que en realidad las cosas están controladas. Así mismo el que Jesús llame a Maria mujer, no le quita su lugar de Madre, al contrario es la expresión de sumo respeto para quien ocupa la importancia del caso.


FALTA EL VINO
En el contexto de la historia, el vino es un elemento indispensable en las bodas y celebraciones como señal de alegría y compartir; entre esposos, el vino es símbolo de amor (Cantar de los Cantares). Es igualmente símbolo de la fiesta mesiánica (Cfr. Is. 25, 6).

A partir de lo anterior, el que agote el vino en la boda significaría la tristeza en torno de lo celebrado; la alianza vieja que se torna triste y la incapacidad que ella aliente y alegre al hombre, pues el mismo hombre la tiene fuera de sí.

En el matrimonio, ese vino que se deja agotar es la falta de dedicación mutua; la renovación de pareja y sin duda la monotonía y costumbre que seca la fuente del vino que alegra.

En Juan Jesús se revela con un signo que en el contexto de la época se convierte en centro de la alegría; la nueva alianza que inicia con la intervención del salvador en la vida del hombre.

TINAJAS VACIAS
Estos elementos tienen una descripción detallada que podría asemejarse al estado de la antigua alianza: su número, seis, puede indicar que algo falta para la perfección; el material, de piedra, el lugar en que se escribió la ley; capacidad, 2 o 3 medidas, pero sin nada que las llene; se suponen vacías (Jesús dice que las llenen).
Es precisamente Jesús quien da vida y sentido a la alianza, pues las llena de agua (bautismo), convierte su contenido en alegría y da sentido a lo que ya está algo olvidado. La relación con Dios está renovada y la alegría del hombre por su salvación es definitiva, siendo Jesús quien la representa.

LOS SIRVIENTES, LA PRUEBA DEL MAESTRESALA Y LA INDICACION AL NOVIO.

Cierra el signo con los sirvientes que llevan el vino, quienes sin duda al ser testigos de lo que Jesús ha hecho están dispuestos a llevar esa alegría que representa el Vino. Todos somos esos sirvientes que llamados a anunciar, debemos llevar la alegría que Jesús ha preparado.
Entre tanto, el Maestresala que recibe lo nuevo, lo reconoce no solo como tal, sino como lo mejor. En efecto, la transformación que Jesús realiza en la vida de las personas no puede ser una mas, es la definitiva que rompe con lo habitual.
La indicación al novio sobre el mejor para el final, se constituye en la invitación para mantener aquello que obra y cambia, que renueva y salva.


CONCLUSIÓN
Juan presenta a Jesús en este primer signo como la novedad que cambia toda situación pasada; por eso, es el vino nuevo que llena de alegría y gozo la vida entera.

Es entonces claro con este signo que todo lo anterior queda cesante; solo Jesús, con su presencia, palabra y acciones puede hacer revivir y provocar una nueva realidad entre Dios y el hombre.

Ante el nuevo rumbo que Jesús representa, es necesario estar en actitud de apertura y colaboración, tal como lo están María, los sirvientes, el grupo de Jesús, etc., quienes disponiéndose a caminar con El conocerán la ruta que muestra a los que se renuevan. Par participar de esto, no es posible quedarse anclado o quieto, pues de esta manera no observaremos eso que Dios nos muestra por medio de los signos de Jesús y en especial este que lo revela.

jueves, 25 de febrero de 2010

A propósito de la época electoral


LAS BIENAVENTURANZAS EN LA EPOCA DE ELECCIONES


POR: Juan Carlos Quintero Canal - Candidato Diócesis de Soacha

En las bienaventuranzas Jesús enumera todo tipo de dificultades que pueden caer sobre una persona: la quiebra, deudas, pérdida de seres queridos, hambre, problemas políticos, malentendidos, acusaciones falsas y la burla de amigos. No obstante, Jesús no invita a que tales hechos sean aceptados pasivamente, por el contrario nos trasmite que la felicidad es posible si hallamos paz ante tales pruebas que sin duda, una u otra, nos acompañaran en nuestra vida.

En torno a la vida política, quienes participan en ella también son susceptibles de verse afectados por estas dificultades, pero igualmente tienen una enorme oportunidad, a través del poder civil que pueden conseguir, de no solo encontrar su propia paz y felicidad, sino de colaborar con la obra amorosa de Dios para que otros también la obtengan. Ese, señores Candidatos, es el talento que Dios ha puesto para quienes a través de la vida pública son desafiados a ser prójimos de la comunidad en cada una de sus acciones.

Las bienaventuranzas son parte de la doctrina que Jesús compartió para todos los hombres; si exploramos y particularizamos en ellas, podemos encontrar un lenguaje específico para cada ocupación y profesión; en este caso particular, un lenguaje propio para su actividad de servicio público. Cuanta felicidad y paz para Ustedes y sus gobernados o dirigidos existiría si el ejercicio político se cumpliese pensando en la inspiración que el Cardenal Francisco Van Thuan tuvo a partir del texto de Mateo, sobre el ejercicio político: “Bienaventurado el político que tiene un elevado conocimiento y una profunda conciencia de su papel. Bienaventurado el político cuya persona refleja la credibilidad. Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés. Bienaventurado el político que se mantiene fielmente coherente, con una coherencia constante entre su fe y su vida de persona comprometida en política; con una coherencia firme entre sus palabras y sus acciones; con una coherencia que honra y respeta las promesas electorales. Bienaventurado el político que realiza la unidad y, que reconociendo a Jesús como pilar básico de ella, la defiende. Bienaventurado el político que está comprometido con la realización de un cambio radical. Bienaventurado el político que sabe escuchar al pueblo antes, durante y después de las elecciones; que sabe escuchar su propia conciencia; que sabe escuchar a Dios en la oración. Bienaventurado el político que no tiene miedo, ante todo, de la verdad…”

Con esta breve reflexión, los invito queridos hermanos a que la palabra del Señor, penetre en el corazón de cada uno de nosotros y que la misma sea bandera para un ejercicio público que de la mano de Dios, nos guíe por caminos de amor, justicia y equidad.

sábado, 23 de enero de 2010

El silencio de Dios



Este es un hermoso mensaje que recibí por E-mail. Aunque desconozco al autor, estoy seguro que su finalidad de divulgar este mensaje ampliamente se está cumpliendo. Disfrutenlo por favor.!!!

EL SILENCIO DE DIOS

Cuenta una antigua Leyenda Noruega, acerca de un hombre llamado Haakon, quien cuidaba una Ermita. A ella acudía la gente a orar con mucha devoción.

En esta ermita había una cruz muy antigua. Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro. Un día el ermitaño Haakon quiso pedirle un favor. Lo impulsaba un sentimiento generoso. Se arrodillo ante la cruz y dijo:

“Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero reemplazarte en la cruz.” Y se quedo fijo con la mirada puesta en la Efigie, como esperando la respuesta.

El Señor abrió sus labios y hablo. Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras:
“Siervo mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición.”

*Cual, Señor?, - pregunto con acento suplicante Haakon.

**Es una condición difícil?

!Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor!, - respondió el viejo ermitaño.

Escucha: suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardarte en silencio siempre.

Haakon contesto: “Os, lo prometo, Señor!” Y se efectuó el cambio.

Nadie advirtió el trueque. Nadie reconoció al ermitaño, colgado con los clavos en la Cruz. El Señor ocupaba el puesto de Haakon. Y este por largo tiempo cumplió el compromiso. A nadie dijo nada.

Pero un día, llego un rico, después de haber orado, dejo allí olvidada su cartera. Haakon lo vio y callo. Tampoco dijo nada cuando un pobre, que vino dos horas después, se apropio de la cartera del rico. Ni tampoco dijo nada cuando un muchacho se postro ante el poco después Para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. Pero en ese momento volvió a entrar el rico en busca de la bolsa. Al no hallarla, pensó que el muchacho se la había apropiado. El rico se volvió al joven y le dijo iracundo:

! Dame la bolsa que me has robado!.

El joven sorprendido, replico:

!No he robado ninguna bolsa!. !No mientas, devuélvemela enseguida!.

Le repito que no he cogido ninguna bolsa! , afirmo el muchacho. El rico arremetió, furioso contra el. Sonó entonces una voz fuerte: ! Detente! El rico miro hacia arriba y vio que la imagen le hablaba.

Haakon, que no pudo permanecer en silencio, grito, defendió al joven, increpo al rico por la falsa acusación. Este quedo anonadado, y salió de la ermita. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje.

Cuando la ermita quedo a solas, Cristo se dirigió a su siervo y le dijo:

Baja de la Cruz. No sirves para ocupar mi puesto. No has sabido guardar silencio”.

“ Pero, - dijo Haakon - , *Como iba a permitir esa injusticia?”.

Se cambiaron los oficios. Jesús ocupo la Cruz de nuevo y el ermitaño se quedo ante la Cruz.

El Señor, siguió hablando: “Tu no sabias que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de la virginidad de una joven mujer. El pobre, por el contrario, tenia necesidad de ese dinero e hizo bien en llevárselo; en cuanto al muchacho que iba a ser golpeado, sus heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para el resultaría fatal.

Ahora, hace unos minutos acaba de zozobrar el barco y el ha perdido la vida.

Tu no sabias nada. Yo si. Por eso callo.

Y el Señor nuevamente guardo silencio”.

Muchas veces nos preguntamos por que razón Dios no nos contesta..? Por que razón se queda callado Dios?. Muchos de nosotros quisiéramos que el nos respondiera lo que deseamos oír... pero, Dios no es así. Dios nos responde aun con el silencio... Debemos aprender a escucharlo. Su Divino Silencio, son palabras destinadas a convencernos de que, el sabe lo que esta haciendo.

En su silencio nos dice con amor;

!CONFIAD EN MI, QUE SE BIEN LO
QUE DEBO HACER!